FLCL: No todo tiene que tener sentido

FLCL (Fooly Cooly) es seguramente uno de los animes más comentados e influyentes de las últimas dos décadas. Con solo seis episodios estrenados en el año 2000, esta serie producida por Gainax (productora fundada, entre otros, por Hideaki Anno y responsable de animes como Royal Space Force, Neon Genesis Evangelion y Kare Kano) y dirigida por Kazuya Tsurumaki, no ha dejado de ganar seguidores de culto debido a su estilo, humor y narración poco convencionales (por tirar de eufemismos).

El tema central de FLCL es la transición a la adultez y los desafíos de la adolescencia. El protagonista, Naota, es un niño de 12 años que está lidiando con los cambios y las responsabilidades adquiridas que conlleva crecer. A lo largo de la serie, Naota experimenta una serie de eventos surrealistas y absurdos que desafían su comprensión del mundo que lo rodea. El surrealismo que rodea la acción sirve para enfatizar la confusión y la desorientación que muchos jóvenes sienten cuando intentan encontrar su lugar en el mundo.

Uno de los elementos más atractivos de FLCL es un estilo visual único, que combina técnicas de animación en 2D y 3D con otras más experimentales. Cada episodio mezcla acción trepidante, momentos bizarros, referencias pop a tutiplén, y rupturas de la cuarta pared porque sí. La animación suele ser caótica y refleja la confusión y la agitación de la adolescencia. Los diseños de personajes también son distintivos, con expresiones faciales exageradas y movimientos que capturan la intensidad emocional. El estilo visual contribuye al atractivo de la serie, convirtiéndola en uno de los animes más memorables y reconocibles de su tiempo.

Pero lo más llamativo, y de lo que se puede aprender mucho narrativamente, es el desacomplejado abandono de cualquier cosa que se parezca mínimamente a una coherencia argumental. FLCL existe para que aceptemos que las historias sin sentido se pueden disfrutar sin necesidad de buscarles interpretaciones pseudointelectuales. Tsurumaki, su creador, describió la serie como »imaginación tangible», tal como lo es para él cuando coge lo que sea que le viene a la cabeza y lo dibuja. Es un ejercicio libre que busca solamente capturar ese flujo de conciencia caótico del que nace el proceso creativo. Si te sientes desorientado al ver cada episodio, es porque se supone que tiene que ser así.

Otro elemento clave de FLCL es su uso del simbolismo. A lo largo de la serie, se utilizan varios motivos para representar las luchas psicológicas que está experimentando Naota. Por ejemplo, los robots son un símbolo recurrente que representa los elementos desconocidos e impredecibles de la vida. La aparición de estos robots, que surgen literalmente de la cabeza de Naota, suele ir acompañada de una sensación de caos y destrucción. El uso del simbolismo permite al mismo tiempo abordar temas complejos de una manera creativa y atractiva, haciéndolos accesibles a audiencias de todas las edades.

FLCL también se destaca por su humor, que va desde bromas tontas que rayan lo soez hasta gags visuales tan elaborados como absurdos. El humor sirve para aligerar el estado de ánimo y enfatizar el sinsentido del mundo de FLCL, acentuado por el hecho de que Naota es el único personaje que parece querer comportarse como un adulto, mientras los adultos a su alrededor se comportan como energúmenos.

En definitiva, si todavía no habéis caido en está ida de olla absolutamente genial que es FLCL, no perdáis oportunidad. No os dejará indiferentes y sobre todo aprenderéis a apreciar el caos y el sinsentido en la narrativa. O como mínimo acabaréis con un buen puñado de temazos de pop-rock japonés en vuestras listas de Spotify.

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