Título original: The Vast of Night | Año: 2019 | Duración: 91 min | País: Estados Unidos | Dirección: Andrew Patterson | Guion: James Montague y Craig W. Sanger | Música: Erick Alexander, Jared Bulmer | Fotografía: Miguel I. Littin-Menz | Reparto: Sierra McCormick, Jake Horowitz, Bruce Davis, Gail Cronauer, Mollie Milligan, Richard Jackson, Gary Teague, Mallorie Rodak, Brett Brock, Nicolette Doke
Evidentemente el título de esta entrada es una exageración, clickbait desvergonzado por el que arderé en alguno de los siete infiernos. Es perfectamente posible que seas una de las muchas personas en todo el mundo que descubrieron The Vast of Night (2019, Andrew Patterson) en su estreno en Prime. El mismísimo Guillermo del Toro la recomendó en su Twitter, sin ir más lejos. Pero aún así, esta película sigue volando un poco bajo el radar del público general e incluso de algun que otro fan del género. Así que, si eres una de esas personas a las cuales el título de esta entrada aplica, veamos si puedo convencerte para que descubras esta pequeña joya de la ciencia ficción con una ambientación y tono que oscila entre el American Graffiti de George Lucas y La Guerra de los Mundos.

The Vast of Night es un thriller de ciencia ficción estrenado directamente por la plataforma de Jeff Bezos en 2020, después de su proyección en el Slamdance Film Festival de 2019. La película, que es la ópera prima del director Andrew Patterson y cuenta con guion de James Montague y Craig W. Sanger, abre con un guiño a los seriales radiofónicos o a las series televisivas de misterio estilo The Outer Limits. El pequeño pueblo de Cayuga en Nuevo México se prepara para una noche en la que lo más emocionante que ha de pasar es un partido de baloncesto de instituto. Acompañamos a Everett (Jake Horowitz) mientras recorre el pabellón que acogerá el partido, antes de dirigirse a la estación de radio local donde presenta un programa nocturno (el nombre de la radio, por cierto, es WOTW, guiño-guiño). Junto a él está Fay (Sierra McCormick), una friki de la ciencia un tanto estereotipada que trabaja en la central telefónica del pueblo y le pide ayuda a Everett para probar su nueva grabadora.
Lo primero que hay que destacar es sin duda la puesta en escena. Desde un primer momento la cámara sigue a los personajes a través del aparcamiento, la pista de baloncesto, pasillos, los vestuarios… con planos largos y cuidadosamente diseñados para introducirnos en la trama poco a poco (no puedes perderte el espectacular trávelin, sobre la media hora de película, en el que la cámara recorre el pueblo entero, o el plano secuencia de casi diez minutos de Fay manejando la centralita mientras empieza darse cuenta de que algo extraño sucede). Los escenarios tienen vida y forman parte de la trama. A pesar de que la historia se limita, en su mayor parte, a unos pocos lugares (el pabellón, la emisora de radio, la centralita telefónica,…) en todo momento tienes la sensación de que la película tiene mucho dinamismo. Es espectacular ver como de cuidado está el aspecto técnico teniendo en cuenta el ínfimo presupuesto (y que el director financió la película él mismo).

Pero no estamos ante un simple ejercicio estilístico. Los diálogos entre los protagonistas son rápidos y agiles, casi teatrales, y nos obligan a esforzarnos por seguirlos. Los personajes, aunque un tanto estereotipados, respiran y son tridimensionales. El misterio sobre el que gira todo empieza con la irrupción de una extraña señal de radio de procedencia desconocida, tanto en la centralita telefónica donde trabaja Fay, como en medio de la emisión del programa de radio de Everett. Está claro que hay algo ahí fuera, pero ¿qué?
A partir de ahí lo que sigue es una historia que los fans del género reconocerán como familiar pero con la suficiente originalidad en el cómo está contada como para que incluso los lugares comunes parezcan tremendamente frescos. Los tópicos del género están muy presentes y la película no los rehúye en absoluto. Lo has visto todo antes (una mujer llama a la centralita gritando sobre algo extraño que sucede en las afueras de la ciudad, un exmilitar llama a la radio para relatar una misteriosa misión en la que se vio involucrado años atras…) pero la forma en que se cuenta la historia es nueva. La iluminación, la fotografía, el cómo la cámara parece mantener casi siempre una cierta distancia con la acción… todo ello infunde una tensión creciente, creando un ambiente de misterio… del que no diré demasiado para no robaros de la experiencia de vivirlo.
The Vast of Night no tiene grandes pretensiones, pero con los pocos recursos con los que cuenta consigue contar una historia que es a la vez homenaje a la ciencia ficción clásica y una auténtica joya del género contemporáneo.
